Mis historias en primera persona
MI PASO POR PLAYBOY
GARDELHAT
HISTORIAS EN PRIMERA PERSONA
GLORIA PARQUE
Me enteré por casualidad que en Playboy Argentina estaban lanzando un concurso de cortos triple X. Me puse en contacto con la productora y empezamos a planificar alguna escena que diera con el perfil del concurso porque quería ganarlo. El premio no era nada despreciable y seguro me traería algo más que el mero premio, me daría a conocer en las redes de la mejor pornografía. Y eso quería.
Pensé que lo mejor era hacer un video donde yo fuese la figura sobresaliente y que expresara lo mejor de mí. Así fue que me pregunté a mí misma qué era lo mejor para ofrecer y la respuesta no tuve que buscarla muy adentro, porque siempre me caractericé por ser muy buena en el sexo oral, especialmente a la hora de recibir los orgasmos masculinos, es decir, los lechazos.
Manos a la obra, me puse en contacto con un chico que tenía muchas ganas de participar y a mi camarógrafo, siempre dispuesto. Nos reunimos en mi departamento y usamos una técnica que consistía en fingir un video en primera persona, es decir, los que se denominan “point of view (POV)” en inglés, es decir, que la cámara la sostiene uno de los que está cogiendo.
Lo primero que hicimos es pensar un video sin guion, donde sólo mostraría mi cuerpo, especialmente mis partes íntimas, y haría todo lo posible porque mi pareja se mantuviera caliente, de manera que después de algunas escenas pudiera acabar sin dificultad. Entonces el video consistió en mostrar mi culo y mi concha con unos detalles increíbles, abriéndome las cachas con mis manos y jugando con mis dedos tanto por el culo como por la concha.
Después de pajearme un rato, le tocó el turno de un buen pete que, como siempre, dio el resultado esperado, una pija bien dura y un poco de flujo saliendo directo a mi lengua. Se la chupé en varias posiciones, lamí su cabeza, besé todo el tronco, lamí sus testículos y le hice una buena paja mientras todo eso ocurría. El chico estaba realmente caliente, así que lo dejé penetrarme un ratito, primero en cuatro patas, después en misionero. Incluso un rato entró por el culo porque a él le excitaba saber que a mí me encanta el sexo anal.
Después que estuvimos conformes con la cogida y yo ya estaba bastante dilatada, hicimos unas tomas de mi concha y culo después de las penetraciones para que se notara la diferencia entre el antes y el después de la cogida. Es increíble ver cuán distintas se ven esas zonas después de un rato de penetraciones, porque no sólo se dilatan los orificios sino que toda la zona aparece más hinchada y colorada.
Conformes con lo que hicimos, revisamos un poco el material para darnos el visto bueno y seguir para el final que debía ser de lo mejor, si queríamos ganar el concurso. Corrimos un sofá cerca de la ventana para tener luz natural y él se colocó de rodillas sobre la altura de mi pecho, lo que hacía que su pija quedara a pocos centímetros de mi cara. Con palabras soeces empecé a calentarlo para que me dé su lecha de una vez por todas: “Dame la leche”, “Acabame en la cara”, “Llename de leche” y cosas parecidas le hacían gran efecto y sólo gemía mientras se masturbaba. Cada vez que podía levantaba mi cabeza para pasar mi lengua por esa pija bañada en flujo dulzón y transparente, lo que indica que la calentura va por dentro y que todo está por terminar.
En un momento sentí cómo su respiración se aceleraba y los primero espasmos recorrían sus piernas, hasta que dijo “ahí viene” y empezó a largar unos chorros densos, calientes y abundantes de leche que no sólo entraron en mi boca sino que empaparon mis labios, mis mejillas y hasta mi nariz, mientras yo con una de mis manos me desparramaba la leche para que toda la parte baja de mi cara se colmara de ese néctar. Empecé a chuparme los dedos una y otra vez mientras recogía la leche para ponerla en mi boca, me relamía los labios y así fui juntando cada gota para saborearla y finalmente tragarla. Esta escena dura algunos minutos y es una de las mejores que he grabado de una acabada en mi cara, sin embargo, no estuvimos totalmente conformes con el resultado y pusimos fecha para un segundo encuentro donde repetiríamos el ritual tratando de mejorarlo. En esa segunda oportunidad, tal como en la primera, recibí una lechada más abundante aún que la primera y esta vez se vio mucho mejor, tanto como para preferirla. Así que finalmente, ocurrieron dos videos idénticos de los cuales compilamos uno que fue, finalmente, el ganador del concurso de Playboy.
Acompaño una foto en la puerta de Playboy Argentina, el día que fui a recibir el premio.






