top of page
_MG_2929.JPG

Hola

En esta sección te vamos a contar historias de sexo, desde las antiguas prácticas hasta los rituales desconocidos en el mundo occidental. La variedad de experiencias sexuales que han dado las distintas culturas hace un combo perfecto para estuadiar, disfrutar y replicar.

Saber de la historia del sexo te hará sentir como un novato y verás qué poco hemos innovado en estos tiempos. Será hora de poner más imaginación a nuestras relaciones.

masoquismo.PNG

Masoquismo

El masoquismo es la tendencia a obtener placer del dolor y la humillación personal.  El término fue extraído por  Krafft-Ebing de las novelas de Sacher-Masoch, a Krafft le parecía justificado llamarlo así ya que si algunos descubridores de enfermedades nombraban éstas con sus nombres, ¿por qué no darle este «honor» a Sacher-Masoch?

Sus novelas, como La Venus de las Pieles, reflejaban el erotismo personal a través del dolor, la humillación y la sumisión.  Según Krafft él no solo era un poeta del masoquismo, sino que padecía esa anomalía y describe en su obra Psychopathia Sexualis que, como hombre, Masoch no tenía  nada que perder en cuanto a estima por padecer una anomalía en sus sentimientos sexuales, pero que como autor su reputación se resintió seriamente con respecto al éxito de su obra al no apartar su perversión en sus escritos literarios, considerando que al ser un escritor dotado hubiese logrado una verdadera excelencia de actuar con sentimientos sexuales normales.

Masoch vivió con su tía paterna, condesa de Zenobia, y su familia durante la infancia.  Adoraba a su tía por las palizas que le propinaba y que le dejaban extasiado y es de aquí de donde se atribuye procede su fascinación a ser dominado por las mujeres.  Como ejemplo tuvo un contrato de sumisión por seis meses con Fanny Pistor con el rol de esclavo.

Además de su obra más destacada La Venus de las pieles (1870) podemos encontrar también otras como El legado de Caín ( 1870 – 1877), Falso armiño ( 1873), Las mesalinas vienesas ( 1874), Die Schalange Im Paradies ( 1870).

Entre todas sus obras la que da nombre a la práctica del masoquismo es La Venus de las pieles, que narra la historia de Severino, hombre cautivado por una mujer a la que le pide ser su esclavo. Al principio ella no entiende su petición, sin embargo de forma gradual va descubriendo las ventajas pero al mismo tiempo le molesta que él le permita hacerlo.  La narrativa de la novela es exquisita, nos presenta una constelación de símbolos que ha pasado a definir el masoquismo a través de fetiches: látigos, disfraces, humillaciones, castigos y destaca la gran frialdad de esta mujer hermosa e implacable (Wanda) y la descripción de Severino de esas sensaciones y experiencias como supra sensuales.

Krafft definía el masoquismo como «una perversión peculiar de la vida psíquica sexual a consecuencia de la cual el individuo afectado está dominado en su sexualidad por la idea de hallarse total e incondicionalmente sometido a la voluntad de una persona de otro sexo, que se comporta con él como un amo, humillándolo y maltratándolo. Esta idea se encuentra teñida por un sentimiento de lujuria, el masoquista imagina fantasías en las cuales se inventa situaciones de este tipo y a menudo trata de realizarlas».

Actualmente se excluye de la definición el estar sometido/a a una persona del otro sexo, puesto que forma parte de la vida erótica la posibilidad de tener parejas del mismo sexo.  Cabe destacar que Ebing no solamente define el masoquismo con referencia al dolor, sino también reconoce la importancia de la fantasía y de los aspectos no propiamente físicos de la dominación y la sumisión en la relaciones.  En la actualidad prevalece en los estados de sumisión mental la creación de historias, juegos y escenarios, disfraces y no solamente la idea de «castigos y/o dolor».

Freud también realiza grandes aportaciones sobre el sadismo y el masoquismo.  Siendo contemporáneo de Krafft, Freud reconoce la existencia del sadismo en el «individuo normal» e incluso en la sexualidad de la mayor parte de los hombres.  Kraft y Freud coinciden en que, aunque consideran el sadismo en sus formas menos extremas como algo natural en la sexualidad masculina, encuentran difícil aceptar la normalidad en el masoquismo entre varones.  Sin embargo Freud sí que veía el sadismo y el masoquismo como dos formas de la misma entidad reuniéndose en una misma persona:

Un sádico es siempre, al mismo tiempo, un masoquista, y al contrario. Lo que sucede es que una de las formas de la perversión, la activa o la pasiva, puede hallarse más desarrollada en el individuo y constituir el carácter dominante de su actividad sexual, (Freud, 1938).

Posteriormente esta teoría de Freud se corrobora por diversos autores: Breslin (1985) y Moser y Levit (1987), y observan que en el mundo sadomasoquista muchos se definen como flexibles o ambivalentes en el momento de elegir un rol lo que facilita la adaptación a una variedad de parejas. En la actualidad es lo que se conoce como «switch».

La historia  del SM se va construyendo por referentes culturales a partir de los referentes imaginarios, de los cuales el más importante de todos es la fantasía que nos permite aproximarnos a lo cultural y socialmente conocido  como BDSM.  En el BDSM se engloban un sinfín de fantasías, acompañadas por normas y consensos para poder desarrollar el deseo más allá de una genitalidad restrictiva orientada hacia la procreación y más dirigida hacia el juego, la diversión y la erótica.  Algo que va mucho más allá del placer.

bottom of page