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Mis historias en primera persona

ME PEPETRARION CON LA PIJA MÁS GRANDE

HISTORIAS EN PRIMERA PERSONA

GLORIA PARQUE

Las chicas con experiencia, es decir, las que nos cogimos varios chicos en nuestra vida, tenemos en mente un ranking memorioso de las pijas más grandes que nos comimos. Puedo recordar varias de tamaño considerable, ya sea por su anchura, por su largo o por su cabeza enorme y en qué momento me tocó probarlas. Algunas de ellas pueden verlas en los videos que presento en este sitio y otras sólo viven en mi memoria.

En este caso, les comparto el recuerdo de un chico que, hasta donde tengo memoria, es el que la tiene más grande. Lo conocí como compañero de un curso con el cual, al principio, solo cruzamos algunas palabras en el aula, intercambiamos miradas y compartimos algún trabajo en grupo, de esos que nos mandaban a realizar. Hasta ese momento era un chico más al que no tendría problemas en cogerme si se diera la oportunidad pero que conocía poco. Por algún motivo, en uno de esos trabajos grupales por parejas que nos exigieron, él me pidió que sea su compañera yo acepté con cierto entusiasmo porque supe que no le era indiferente.

Quedamos en hacerlo durante la semana y nos cruzamos los teléfonos para comunicarnos, así que el vínculo ya estaba enlazado y listo para que funcione. Me llamó unos días después y me propuso hacerlo en su casa, lo cual supuse que era un guiño para estar a solas conmigo. Acepté sin dar vueltas, como para que supiera que no era ningún problema verlo en su casa y que conmigo el histeriqueo no funciona. Le avisé a mi pareja que ese día no podríamos vernos porque tenía tareas que hacer, me di un buen baño, me depilé, me puse mi vestidito más sexy y me bañé en el mejor perfume que tenía. Agarré mis cuadernos, el libro y algunos elementos más y me tomé un taxi hasta su departamento.

Al entrar el ambiente estaba preparado como para un encuentro íntimo, olía a café recién hecho, todo parecía recién ordenado y el único sonido que se oía era el de un equipo de audio a medio volumen con música del momento. -¿Te molesta la música para estudiar? Fue lo primero que me preguntó, y antes que yo le responda prosiguió con un -¿Tomás café?, Y aunque prefiero unos mates, le dije que el café vendría bien para mantenernos atentos y con energía, ya que esperaba usarla.

Ovbié todas las preguntas innecesarias, como si estaba solo o cualquier otra que me hiciera ver poco atenta, saqué mis útiles y me dirigí al sofá que estaba en el living, apoyé mis útiles en la mesita ratona y esperé alguna reacción de él. -¿No preferías trabajar en la mesa? Me preguntó, pero le hice saber que la suavidad del sofá superaba cualquier incomodidad de la mesa ratona, esperé por el café y lo invité a sentarse a mi lado dando palmaditas al almohadón. Se acercó a mí como si estuviera preso de un hechizo, un poco tieso y con los ojos bien abiertos. En el aire se notaba la tensión y una risa nerviosa lo invadió, entonces decidí quitarle la mirada de los ojos para clavarla en sus genitales, que sorprendía por el tamaño del bulto.

¿Te gusta usar ropa ajustada? Le pregunté sin dejar de mirarle el bulto, y él pasó su mano derecha por el bulto tratando de taparlo pero no hizo más que motivarse, lo que le provocó una erección instantánea que no pudo disimular. Intentó disculparse por la situación vergonzosa pero le dije que no me molestaba en absoluto y que incluso me daba mucha curiosidad. Extendí mi brazo y alcancé a rozarlo con mi mano mientras él se quedaba paralizado viéndome y sin saber qué hacer. En ese momento ya estaba todo dicho, así que supuse que el trabajo de estudio podía esperar un rato en hacerse. Del roce “casual” pasé al manoseo y mis dedos recorrían de una punta a la otra, a través del pantalón, lo que parecía ser una pija gigante que se agrandaba a cada segundo. Pasé de estar sentada al borde del sofá a arrodillarme para abrirle la bragueta del pantalón. Él no decía nada y solo observaba mientras yo con la paciencia de un sabio chino desprendía uno a uno los botones y de quitarle el cinturón.

Tenía un calzoncillo blanco tipo bóxer que dejaba ver la silueta de la pija y, sobre el borde derecho, una aureola producto del flujo que empezaba a largar por la excitación. Empecé por besarle el miembro a través del calzoncillo recorriendo todo el largo de la pija, desde los huevos hasta le punta y desde ahí hasta los huevos nuevamente, al menos hasta donde recuerdo unas cuatro o cinco veces. Reaccionó bajándose de un tirón el calzoncillo y el tremendo bulto quedó expuesto sobre mi cara. Era una pija como de veinticinco centímetros o más y tan ancha como mi muñeca. Comenzó a golpearme la cara con la pija varias veces y me invadió el dulzor de ese olor característico del flujo que estaba dejando sobre mi cara con cada golpe. Instintivamente abrí mi boca y saqué la lengua para que también la golpee sobre ella, cosa que pasó inmediatamente.

Comencé a mamarla con alguna dificultad debido a su anchura, lo que me obligaba a abrir la boca más de lo corriente y solo con su cabeza llenaba toda la cavidad de mi boca. Mi lengua iba y venía sobre su glande y de la punta recogía cada gota de flujo que salía. Para esa altura, él se había quitado la remera y comenzaba a agitar la pija en mi boca como si me estuviera cogiendo mientras presionaba con sus manos mi cabeza sobre su cuerpo. Estuvimos así unos cinco minutos y entre mamada y mamada me tomaba mi tiempo para lamerle los huevos y recorrer con la lengua todo el largo del tronco, disfrutando cada instante de ese momento.

Casi en un mismo movimiento me subió el vestido y me bajó la bombacha, me empujó hacia el sofá, me levantó las piernas y me clavó su lengua en la vagina. Comenzó a lamerme, a chuparme y a masajearme con los dedos toda mi zona genital, mientras me metía por completo un par de dedos en el culo. La abundancia de mi flujo, mi vulva hinchada y mis gemidos le dieron carta blanca para que tomara las riendas del asunto, así que se irguió sobre mí, puso mis piernas sobre sus hombros y empezó a clavar esa pija enorme en mi concha. Cuando entró la cabeza pensé que aquello era imposible, porque sentía la presión y lo ajustado que entraba, pero empezó a bombear lentamente para relajar mis músculos y en cuestión de segundos todo el enorme tronco de esa pija estaba adentro de mi cuerpo. Una y otra vez entraba y salía de mi concha en una danza rítmica mientras me besaba con pasión con unos besos que sabían al flujo de mi concha y se mezclaba con el sabor a pija que tenía yo en mi boca. Para cuando estuve cien por ciento dilatada me puso en cuatro patas y me cabalgó como si yo fuese su yegua salvaje, dándome chirlos en las nalgas y sosteniéndome la cabeza desde mis pelos. El choque de su cuerpo en el mío sonaba como mazasos y sus huevos rebotaban contra mi clítoris al tiempo que toda esa carne llegaba hasta el fondo de mi ser.

Después de un rato le pedí la leche, así que se paró frente a mí y mientras estaba sentada en el sofá empecé a mamarlo nuevamente mientras él me ayudaba haciéndose la paja. Mientras el orgasmo se acercaba, me iba mojando cada vez más con su flujo mis labios que yo recogía con mi lengua. Ya en el climax, no pudo evitar un fuerte quejido y enpezaron a salir los chorros de leche. Uno, dos y tres bien cargados y con mucha potencia, seguido de otros más ya más suaves pero no menos densos. Los primeros con buena puntería fueron a parar hasta mi garganta llenándome la boca de leche, pero después del tercer chorro quiso repartir un poco de leche por mis labios, mi nariz y mis mejillas. Me fregó la pija por la cara haciéndome un enchastre de leche que yo agredecía, y alternaba esas caricias con penetraciones en mi boca. La fui tragando de a poco y mientras juntaba la leche de mi cara con los dedos y me los chupaba se fue acabando aquel maravilloso momento. Terminé con suaves besos y lamidas sobre aquél miembro que se fue encogiendo de a poco mientras él recuperaba el aliento.

No quedó ningún registro fílmico de aquel encuentro, pero después nos vimos en algunas oportunidades más, de las cuales dos quedaron registradas en cámara. En una de ellas me recibe en su casa junto a dos amigos más y pudimos hacer una tremenda escena anal, y en el otro, también junto a sus amigos, me deja hacerle una mamada con final en mi cara. De estos dos encuentros posteriores les dejo algunas fotos y también los videos que solo están disponibles en formato completo en este sitio para los MIEMBROS de GARDELHAT.COM

PD. Después de la leche y el café, al fin nos pusimos con la tarea y salió muy bien. Besos.

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